domingo, 5 de octubre de 2008

Ahora todo tiene sentido!!!

Me encontré esta noticia en infobae. com ... y tuve respuesta para dudas de toda mi vida!!! jajaja

Un estudio realizado por una neuróloga norteamericana comprobó las diferencias de personalidad entre hombres y mujeres a partir del cerebro. La emocionalidad femenina y el pragmatismo masculino. Unas conclusiones que a muchos dejarán mudos, pero no a ellas.
Una neuróloga norteamericana editó el libro The Female Brain, (El cerebro femenino) y concluyó, entre otras cosas, que las mujeres hablan 20 mil palabras por día mientras que los hombres sólo siete mil.

En compensación, los hombres piensan en el sexo cada 52 segundos mientras que ellas una vez al día. Si bien abundaban los chistes al respecto, nunca antes un estudio neurológico lo afirmaba. Las bebas, de hecho, comienzan a hablar antes que los bebés varones.

Louann Brizendine estudió la diferencia entre los sexos desde el cerebro, y la cantidad que hablan es sólo una de las distinciones. En otro punto, ellos se ponen ansiosos al fin de un "proceso" interno, ellas lo demuestran al instante. Las mujeres comprenden al instante cuando algo no funciona, cuando duele o hace daño, ellos sólo cuando ven lágrimas.

Además, las muchachas recuerdan los detalles, ellos no; ellas se orientan en la noche, ellos precisan la dirección exacta donde deben ir. La especialista advierte que pelear no sirve, y menos competir, porque estas distancias entre ambos son una cuestión de neuronas. De modo que hay que olvidarse de grandes lecciones de emocionalidad para ellos o de sermones de pragmatismo para ellas.

En suma, la tesis de Brizendine es que los sexos tienen diferencias desde el cerebro. El de las mujeres es más liviano: pesa cien gramos en promedio menos que el masculino, pero que no implica el peso que resulten menos inteligentes, pues el número de células es el mismo, sólo cambia la densidad de éstas. "Por la resonancia magnética se descubre que las mujeres tienen una especie de ruta directa para desentrañar emociones, mientras los hombres tienen como si fuesen rutas de tierra, de ripio, rurales", explica.

"El porcentaje de neuronas en el área del cerebro asociada a las emociones y a la memoria es mayor en las mujeres, un 11%", añadió. Las mujeres en general recuerdan mejor los eventos de su propia vida y son más capaces de intuir las emociones de los otros, de intuir lo que ocurre a su alrededor.

Los hombres, en cambio, son los que llevan la bandera del autocontrol. En la corteza anterior es que se ubica, y en las mujeres es más activa pero porque allí se activa el ansia y el estrés. El resultado es que el cerebro femenino percibe pequeños inconvenientes como catástrofes y en el hombre se advierten los peligros sólo físicos, que pueden provocarles una reacción similar.

En cuanto al sexo, los hombres piensan más en ello por la cantidad de testosterona que poseen, que en el cerebro femenino es de 10 a 100 veces inferior. Lo que sí hace a la diferencia, y aquí radica la magia para ellas, es el poder de un abrazo: 20 segundos de estímulo les producen a las chicas la oxitocina, hormonas de la atracción, concluyó el reporte en Corriere della Sera.

En suma, dice la científica, ser mujer implica tener una enorme e invisible antena para comprender el mundo, constantemente atentas a las emociones y necesidades a su alrededor. Brizendine estudió los cerebros de adolescentes, fetos y abuelas, y afirma que en todos los casos los sesos de las mujeres son máquinas creadas para la conexión, que les permitieron predecir qué precisan su ambiente, sus hijos o sus hombres.


viernes, 3 de octubre de 2008

Vida

Nadie escoge a su familia o a su raza cuando nace;
ni el ser rico, pobre, bueno, malo, valiente o cobarde.
Nacemos de una decisión donde no fuimos consultados
y nadie puede prometernos, resultados.

Cuando nacemos no sabemos, ni siquiera nuestro nombre
ni cual será nuestro sendero, ni lo que el futuro esconde.
Entre el bautizo y el entierro, cada cual hace un camino
y con sus decisiones, un destino.

Somos una baraja más de un juego que otro ha comenzado,
y cada cual apostará según la mano que ha heredado.
La vida es una puerta donde no te cobran por la entrada,
y el alma es el tiquete que al vivir te rasgan cuando pagas.

En cada paso crea una huella, y cada huella es una historia,
y cada ayer es una estrella, en el cielo de la memoria.
En la marea del tiempo lleva y trae nuestras contradicciones
y entre regreso y despedida, cicatrizan los errores.

Y cada amigo es la familia que escogemos entre extraños,
y entre la espera y el encuentro uno aprende con los años
Que solamente a la conciencia, nuestro espíritu responde
y que una cosa es ser varón, y otra es ser hombre.

Nadie escoge a su familia o a su raza cuando nace;
ni el ser bueno, malo, lindo, feo, inocente o culpable.
Del nacimiento hasta la muerte, toda vida es una cuesta
de nuestra voluntad depende la repuesta.

Sueño con un mundo diferente, donde nuestro amor nunca se apague.
Donde nunca desechemos la razón de los demás,
donde jamás olvidemos dar la mano, a quien?
al que se ha quedado atrás...

Sueño con un mundo diferente,
Donde nuestro amor nunca se acabe.
Es dejar a nuestra tierra mejor que cuando a ella entramos
como muestra el cariño, con la esperanza del niño, clarito como el verano.

Sueño con un mundo diferente,
Donde nuestro amor nunca se acabe.
Los blancos huesos de un muerto pueden ser de cualquier raza.
Si la muerte no discrimina, entonces, que la vida tampoco lo haga.

Luche por un mundo diferente,
Donde nuestro amor nunca se apague.
Donde lo que dice, piensas, haces, sientas, te den la felicidad
sin que tu alegría se apoye en el mal de los demás.

Luche por un mundo diferente,
Donde nuestro amor nunca se apague.
Esta verdad es muy sencilla, hasta un chiquillo la sabe
Si en tu vida nunca hubo ritmo, en tu muerte no habrá clave.

Vida
Rubén Blades y Éditus